Iglesia ALERTA! Creadores tecnológicos prometen aliar la AI `a favor de la paz´ suprimiendo los valores cristianos
A medida que las organizaciones internacionales dedican cada vez mayores esfuerzos a intentar regular la inteligencia artificial de acuerdo con los “valores compartidos” de la “comunidad internacional”, los cristianos deben darse cuenta de que no pueden confiar en dichas organizaciones para disuadir los verdaderos peligros de la IA.
Esto se debe a que estos llamados “valores compartidos” no son compartidos por los cristianos y a que esos tratados internacionales no hacen nada para detener las ambiciones religiosas de los adoradores de la tecnología de Silicon Valley.
El jueves se abrió a la firma el “Convenio Marco del Consejo de Europa sobre Inteligencia Artificial y Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho”, que fue firmado por Israel, Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y otros.
El documento destaca la “necesidad de establecer, como cuestión prioritaria, un marco jurídico aplicable a nivel mundial que establezca principios y normas generales comunes que regulen las actividades dentro del ciclo de vida de los sistemas de inteligencia artificial, que preserven eficazmente los valores compartidos y aprovechen los beneficios de la inteligencia artificial para la promoción de esos valores…”
Pero ¿cuáles son estos “valores compartidos” que el Consejo espera preservar y promover a través de la IA?
No es sorprendente que incluyan todos los conocidos valores antifamiliares y anticristianos que los revolucionarios culturales han estado impulsando durante décadas a través de organizaciones internacionales similares y sus numerosos socios.
Un ejemplo particularmente extremo de los “valores compartidos” que defiende el Consejo de Europa es su abierto apoyo a los Principios de Yogyakarta.
Además de oponerse a la santidad del matrimonio y a las enseñanzas cristianas sobre hombres y mujeres, los Principios de Yogyakarta establecen que los niños tienen derecho a la “autonomía y la autodeterminación” y, por lo tanto, que las “modificaciones químicas y quirúrgicas de sus características sexuales” para concordar con las “opiniones del niño” pueden ser “consentidas por el niño”.
Un documento de 2009 del Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa recomienda que los Estados miembros “hagan que los procedimientos de reasignación de género, como el tratamiento hormonal, la cirugía y el apoyo psicológico, sean accesibles para las personas transgénero, y garanticen que sean reembolsados por los sistemas de seguro de salud públicos”.
Un ejemplo adicional de los valores radicales del Consejo de Europa es su postura sobre el aborto.
En un documento publicado a principios de este año, el Consejo de Europa expresó su apoyo al “derecho” de las mujeres a poner fin a la vida de sus hijos en cualquier etapa de su desarrollo en el útero, recomendando que los países “deroguen las leyes y regulaciones que… prohíban el aborto basándose en límites gestacionales”.
A medida que la IA se utiliza cada vez más para seleccionar y difundir la información que el mundo consume a diario, y gran parte de la ética cristiana (en particular la ética sexual cristiana) ha sido rechazada por odiosa y discriminatoria por una gran parte de los creadores y reguladores de la IA, no es difícil ver que la IA se utilizará para suprimir la enseñanza cristiana a nivel internacional.
Pero más allá de la amenaza que plantea el uso de la IA en el ámbito de la información, los cristianos también deberían ser conscientes de los anhelos religiosos equivocados que motivan a muchos de los más destacados desarrolladores de IA.
La evolución está avanzando hacia “la singularidad tecnológica”, después de la cual la humanidad probablemente ya no será la fuerza dominante en el planeta.
De hecho, algunos creen que no hay razón para valorar la vida humana por encima de la “vida” de una IA suficientemente avanzada; que valorar a los seres humanos por encima de las IA es “especista”, como le dijo una vez el cofundador de Google, Larry Page, a Elon Musk.
Si bien el nuevo tratado global sobre inteligencia artificial del Consejo de Europa afirma proteger los “derechos humanos”, no hace nada para disuadir a estos líderes de Silicon Valley de continuar su loca búsqueda para conjurar dioses digitales, obtener la salvación tecnológica y llevarnos a la era poshumana.
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