Los tatuajes son parte de la tendencia humana hacia la autodestrucción




Los tatuajes son un atentado contra el cuerpo y contra la salud

Luis Eugenio Todd Pérez médico, escritor e investigador mexicano, en su columna para el diario digital MILENIO de México, precisó “Recordando mi formación médica en la Facultad de Medicina de la UANL, me puse a meditar sobre la tontería de los tatuajes y me percaté de que quienes los usan no se han dado cuenta que la piel no es un saco de plástico, sino un órgano vivo que sirve para el metabolismo y la desintoxicación orgánica, así como para la conservación de la temperatura corporal”.
Para el Luis Eugenio es una necedad social el tatuarse, toda ves que se pone en riesgo la vida y el rendimiento físico y, más en los deportistas de alto rendimiento “ Los tatuajes masivos ya tienen otro calificativo, que es el de idiotez, porque suprimen la función de las glándulas sudoríparas, las glándulas hídricas que secretan sustancias y desintoxican, y más aún, la idiotez es manifiesta cuando esos tatuajes masivos son de los jugadores de futbol o deportes extremos, que al no tener capacidad de excreción de sodio, potasio, magnesio, y generar acidosis metabólica, tienen mayores riesgos de deshidratación y sufren calambres, así como los desgarros que en algunos casos son muy caros para los equipos. Por lo que se debería prohibir, por razones comerciales y deportivas, esta costumbre tonta de la vanidad y el narcisismo humano”, puntualizó.
Quizás por eso también la Biblia enseña “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor”. Levítico 19:28 NVI. Así que, los tatuajes masivos no son el resultado del arte humana, ni son la belleza del cuerpo, son producto de la insensatez y de la tendencia humana a la autodestrucción.
Ana Cristina Vélez escritora e investigadora, quien también ha escrito al respecto manifiesta “Científicos alemanes y del grupo ESRF, en Francia, examinaron las tintas más usadas y encontraron que contienen partículas muy pequeñas de impurezas que terminan viajando por los vasos sanguíneos a través del cuerpo, o se fagocitan en las células inmunitarias hasta llegar a los ganglios linfáticos. Respecto al dióxido de titanio, los científicos utilizaron rayos X y métodos fluorescentes para medir la cantidad de nanopartículas que se quedan en la piel y que viajan por el cuerpo. Se asombraron al ver que una gran cantidad, medida en micrómetros, llegaban a los ganglios linfáticos, para acumularse allí. Cuando la piel cicatriza, las partículas tóxicas se quedan, unas en la dermis, y otras, como se dijo, en los ganglios linfáticos.

 Pero se han medido más consecuencias negativas: cambios biomoleculares en los tejidos que rodean los tatuajes, inflamación y ampliación crónicas de los ganglios linfáticos. Además, muchas personas desarrollan alergia al tatuaje diez o quince años después de habérselo realizado.

“Es claro que estos no están teniendo en cuenta el futuro, que no ven la vida en perspectiva: creen que vivirán en un presente eterno. Demuestran que no están considerando un factor fundamental, y es que ellos mismos van a transformarse con el tiempo. Lo que a una persona le parece bello y valioso a los dieciséis años, muchas vecesdeja de parecérselo a los cincuenta.

 Los valores cambian, la estética cambia y la percepción de sí mismo también. Es como autoobligarse a vestirse o a llevar el mismo corte de pelo toda la vida. Por otra parte, los tatuajes cambian con el tiempo: se destiñen y se arrugan; terminan como los dibujos sobre las bombas de los cumpleaños cuando se desinflan”, asegura Vélez.

fuente: /israelcampos.com

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