ATROZ: ISIS “se regocija” al admitir que decapitaron a 30 cristianos en Mozambique

El grupo extremista, conocido como Estado Islámico Provincia de Mozambique (ISMP), publicó 20 fotografías que documentan ejecuciones por decapitación y disparos a corta distancia, además de incendios en iglesias y viviendas, según información del Instituto de Investigación de Medios de Medio Oriente (MEMRI).
«Con el éxito de Alá, los soldados del Califato atacaron la aldea, quemaron la iglesia y las casas, y regresaron sanos y salvos», publicaron medios internacionales.
Estos ataques forman parte de un conflicto armado iniciado en 2017, que hasta la fecha ha causado la muerte de al menos 6.200 personas y desplazado a más de un millón de habitantes en el norte del país, una crisis humanitaria que ha paralizado proyectos económicos clave como el gas natural de TotalEnergies.
En los recientes ataques, el ISMP se adjudicó decapitaciones en Chiure-Velho y otros asesinatos en las aldeas de Nacocha y Nacussa, donde además incendiaron iglesias y casas de cristianos, intensificando la persecución religiosa en la región.
Un comunicado del grupo terrorista informó también sobre acciones violentas en la ciudad de Macomia y en la provincia de Nampula, que incluyen saqueos, homicidios y destrucción sistemática de iglesias y viviendas.
Pese a los esfuerzos militares conjuntos de Mozambique y Ruanda para estabilizar la región, la insurgencia sigue expandiéndose y ejerciendo terror; en septiembre, el ISMP llevó a cabo una táctica de ataques puerta a puerta, identificando y asesinando a sus víctimas de forma selectiva.
La violencia ha provocado desplazamientos masivos, con decenas de miles de personas refugiándose en zonas seguras, mientras agencias internacionales y ONG enfrentan grandes dificultades para brindar ayuda humanitaria.
Los líderes militares de ambos países han reconocido la persistencia del conflicto y han intensificado las operaciones, aunque admiten que no han logrado contener completamente a los militantes ni mitigar el sufrimiento de la población.
Este escenario llama a orar y actuar con compasión por las víctimas y desplazados, denunciando el odio y la persecución religiosa como ataque directo contra la libertad y el testimonio cristiano fiel.
La Biblia exhorta a fortalecer la fe, “no temer a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma” (Mateo 10:28), recordando que Cristo es testimonio y esperanza en medio de la tribulación.
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