Ex satanista revela como la autoridad de Dios en oración rompe con tácticas diabólicas de manipulación infantil
Riaan Swiegelaar, quien fue cofundador de la Iglesia Satánica de Sudáfrica y hoy es cristiano, compartió revelaciones impactantes sobre la protección espiritual de los hijos cuando los padres oran y reclaman la autoridad de Cristo.
En una entrevista, Swiegelaar expuso técnicas usadas por satanistas para manipular a niños e influir en sus pensamientos, pero enfatizó que la oración de los padres puede formar un verdadero “círculo de fuego” alrededor de los pequeños, haciéndolos inmunes a tales ataques.
Durante su tiempo en el ocultismo, Swiegelaar explicó que los satanistas intentaban implantar pensamientos en la mente de los niños y observar si tenían éxito. Sin embargo, relata que quedaban sorprendidos al encontrar niños inalcanzables, rodeados de una especie de resplandor azul. Posteriormente supieron que estos eran hijos por quienes sus padres oraban cada mañana, clamando la sangre de Cristo sobre ellos.
Riaan animó a los padres a comprender y ejercer su autoridad en Cristo: “Ustedes tienen la autoridad de Cristo para proteger a sus hijos”. Resaltó que estos principios no son solo teóricos, sino vivencias prácticas vistas en el mundo espiritual que lo transformaron: él mismo tuvo una experiencia radical con Jesús durante un ritual satánico, lo que llevó a su conversión y abandono total del ocultismo.
El evangelista John Ramirez, también ex-satanista, apoya estas declaraciones y alerta contra la pasividad espiritual. Según Ramirez, la verdadera batalla no es contra personas, sino contra fuerzas espirituales, y la oración —ya sea en lenguas terrenales o celestiales— es un arma poderosa dada por Dios para destruir fortalezas y neutralizar estrategias demoníacas contra los hijos y la familia.
Ramirez aconseja a los padres que oren en espíritu, usen el nombre de Jesús con autoridad y estudien la Palabra de Dios para adquirir discernimiento espiritual. Destaca la importancia de orar con fe y declarando protección sobre la familia, reconociendo la oportunidad de romper cadenas espirituales y maldiciones generacionales por medio de la intercesión y la autoridad delegada por Cristo.
Ambos testimonios coinciden en que, aunque la oposición espiritual es real y persiste en el mundo, los padres tienen a su disposición un recurso infalible e inquebrantable: la oración ferviente, la proclamación de la sangre de Cristo y la autoridad espiritual otorgada por Dios. Las barreras que parecen insuperables en lo natural pueden ser derribadas en el mundo espiritual por padres que claman y confían en la intervención divina a favor de sus hijos.
Los hijos son herencia del Señor y la intercesión de los padres puede marcar la diferencia en sus vidas. Orar con autoridad y fe no solo protege, sino que también declara el propósito de Dios sobre la próxima generación.
La exhortación final para los padres es clara: no subestimen el poder de la oración y la cobertura espiritual en la vida de sus hijos. Aférrense a la autoridad de Cristo y ejerzan su fe, sabiendo que el Señor es fiel para guardar y proteger a quienes confían en Él.
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